Texto escrito por la alumna
Marina Lopez Leavy en 3er año en el año 2010
Mi aguafuerte porteña
EL DIA A DIA, EL
"MURO A MURO"- Me Gusta
Inicio Sesión. Facebook me engatusó a mí también. Con el tiempo, me he
convertido en ese dependiente parásito que tanto critico. Los invito a conocer
este nuevo mundo y a los distintos personajes con los que convivimos cada vez
que entramos en la página de Facebook.
El nuevo
¿Recuerdan cuando se metieron por primera vez en Facebook? No, ¿verdad?
Bueno, entonces tengan un poco de misericordia con los 10 o 15 que todavía lo
están descubriendo. Por lo general son personas de entre 50 y 60 años que
quieren ver “qué es esa cosa del feisbuc de la que todos hablan”. Sólo cuentan
con 10 amigos de contactos y no tienen imagen en su perfil, porque todavía no
descubrieron cómo demonios ponerla y ningún familiar quiere ayudarlos. Sin
embargo, llega un momento en que un piadoso nieto se digna a ayudar al pobre
viejo que ni siquiera recuerda su contraseña. Al final éste acaba por
adueñárselo y al entrar a su perfil nos terminamos enterando que es millonario en
el Pet Society y que asistirá a la “Fiesta en bikini de Mandarine Teenagers”.
“Síndrome
del aldopetti”
En el pasado, el trabajo del "chismoso" constaba de una
engorrosa tarea que requería tiempo para averiguar rumores o revisar el celular
cuando su dueño iba al baño. Sin embargo, este trabajo se ha reducido al simple
hecho de sentarse frente a la computadora y enterarse
de la vida de los demás. El conocido "sin oficio" es quien cumple esta
tarea a la perfección. Me refiero al adicto, a aquel que en el instante que
abrimos la página aparece una ventanita en el vértice derecho que de su parte dice…
“hola”. Sí señores, es a él a quién deben agradecer las insufribles y excesivas
notificaciones y correos electrónicos de invitaciones a juegos o eventos.
También se le adjudica la creación de absurdos grupos y tests como: "Para
que el ganso de Juancito estudie matemática” o un perturbador "¿Cómo te
vas a morir?". En caso que dicho individuo esté enamorado, éste vivirá
en el perfil de su amor platónico como un parásito, rastreando cada movimiento
y nutriéndose de sus fotos (sin mencionar que las conoce todas de memoria y
probablemente guarde varias en una carpeta con el nombre CAÑOS en su
computadora). Se estima que los de su
especie dedican alrededor de ocho horas diarias a Internet y no salen de su
casa sin consultar las “Galletitas de la fortuna”. No obstante, ¿qué seríamos
nosotros sin sus chismes y noticias? Porque, a decir verdad... todos queremos
saber.
¿A quién le importa?
Sinceramente, ¡¿a quién le importa si el gato de la Tía Pocha tiene una
parálisis en la patita izquierda?! ¿Qué necesidad hay de publicar absolutamente
TODO lo que sucede en su vida privada (que aparentemente deja de ser privada)?
Hemos aquí un caso de los que no callan; aquellos quienes en su estado escriben
un indicador del minuto a minuto con un detallado relato sobre lo que sea que
piensen: "Algún día todo cambiará..."; cómo se sienten: "Hoy me
levanté feliz"; estén haciendo: "Me sueno los mocos", o
vayan a hacer: "voy a comprar mermelada, después a cortarme el pelo, a
atarme los cordones y a la noche a la casa de mi abuela a comer guiso y
mondongo". Incluso hay veces que escriben frases como: "me pica
la garganta", "se me perdió un botón" ¡o hasta un sin sentido
"veremos..."! ¿Y quieren saber qué es lo más gracioso de esto...?
¡Que a nadie le importa!
“Acá estoy yo en…”
3.895 fotos. ¡3.895! Entro a su perfil y se me cuelga la computadora.
La reinicio y sin embargo, funciona con dificultad cada vez que intento ver las
fotos de dicho personaje. Es como si viviese su día a día sólo por el hecho de
posar ante la cámara. Tiene en fotos cada momento de su vida: “Acá estoy yo
masticando”; “acá estoy yo poniéndome una curita”; “acá estoy yo, yo, yo y YO
en mil lugares diferentes.” Posee una foto cada tres pasos que da. Es más, a la
media hora de haber vuelto del cine, ya se encuentran sus fotos publicadas,
etiquetadas y comentadas.
"Yo quiero tener un millón de amigos"
Para
comprender el siguiente relato, debemos establecer una básica diferencia: los
amigos de una red social no son lo mismo que los amigos en la vida real. Porque
por más canchero o "buena onda" que seas, es imposible tener 1.700
amigos. Estamos en presencia de una cadena, que empieza con un:"no lo
conozco, pero lo agregué porque es el primo del novio de la hermana de la
amiga del hijo de mi padrino" y crece hasta que derivamos en los 1.700
amigos; a lo que le sucede la famosa frase: “tu nombre me suena de Facebook”. Finalmente,
podemos concluir que terminamos aceptando y agregando… a cualquiera.
Usted ha sido etiquetado en una foto/nota/estado/video/¡VIDA!
Si tiene Facebook, de seguro le ha de haber llegado alguna vez, una
notificación que dice: "Usted ha sido etiquetado en una foto". Si
éste fue el caso, podemos hacer una lista sobre lo que pudo haber ocurrido
posteriormente. Al ver la foto nos percatamos de que:
a) Se trata de una foto de la famosa e innombrable "época
oscura": fotos nunca antes vistas ni reveladas en cuales parecíamos una grotesca
bola de fraile, teníamos la inolvidable “ventanita” porque se nos acababan de
caer las paletas, aparecíamos completa y totalmente transpirados “haciéndole
cuernitos” al de al lado y tan ridículamente vestidos como si acabáramos de
salir de un circo.
b) Es un
"escracho" (ver glosario al final del artículo) en el cual
probablemente aparezca con los ojos cerrados, me haya interpuesto ante la
cámara en el momento de tomar la fotografía, aparezca con cara de idiota,
bostezando, o en medio de una convulsión por ataque de tos.
c) A pesar de que miremos
la foto, la volvamos a observar con detenimiento y en una tercera vez
dediquemos unos minutos a su apreciación, jamás nos encontraríamos ¿Por
qué? ¡Capaz ni siquiera aparecemos en ella! O apenas se puede divisar
a la distancia una campera que podría llegar a ser la que tenía puesta ese
día y... ¡BAM! Ahí se encuentra, firme e insobornable, la etiqueta.
Así
concluye mi artículo sobre las diferentes etnias de esta nueva sociedad virtual
en el desconocido y alucinante mundo de Facebook. Click. Cierro Sesión.